El objetivo de la directriz es estructurar y normalizar de forma multidisciplinar la transición de la atención pediátrica a los centros de atención médica para adultos en el caso de adolescentes y adultos jóvenes con enfermedades crónicas o en seguimiento tras una enfermedad grave. Con ello se pretende garantizar una atención médica especializada continua a lo largo de la vulnerable fase vital de la adolescencia y hasta la edad adulta joven. Mediante una buena preparación desde el inicio de la pubertad como muy tarde, los adolescentes con enfermedades somáticas también deberían adquirir la capacidad de gestionar su enfermedad de forma independiente. Esto debería reducir la morbilidad y la mortalidad en la edad adulta y mejorar la calidad de vida y la participación social. Así pues, una transición satisfactoria no sólo es importante para los pacientes jóvenes y sus familias, sino también desde el punto de vista de la economía sanitaria. Esta guía pretende ayudar a garantizar que los servicios de transición sean una parte habitual de la asistencia sanitaria para adolescentes y adultos jóvenes con enfermedades crónicas y que estén financiados de forma segura por los pagadores. Los adolescentes en seguimiento tras una enfermedad grave, por ejemplo tras una enfermedad hematológica u oncológica o tras un trasplante de órganos, no son formalmente enfermos crónicos y a menudo no se sienten como tales. No obstante, es importante un seguimiento multidisciplinar regular. La guía ofrece 18 recomendaciones, basadas en los resultados de una búsqueda sistemática de la literatura científica y en un proceso de consenso de las sociedades profesionales pertinentes, así como de representantes de los pacientes. Para cada recomendación se presenta la evidencia subyacente, la fuerza de la recomendación así como el consenso encontrado.