El empleo se considera un aspecto clave de una vida sana después del cáncer. Entre otras cosas, permite a los adolescentes y adultos jóvenes tener una sensación de normalidad (estructura diaria), recuperar su sentido de la identidad y la seguridad financiera, lo que repercute positivamente en su salud general y su calidad de vida. Por desgracia, muchos supervivientes informan de consecuencias indeseables de la enfermedad y el tratamiento del cáncer. Entre ellas figuran el desempleo, la disminución de ingresos y la reorientación profesional. Dado que los jóvenes supervivientes se encuentran al principio de su carrera profesional y pueden tener poca o ninguna experiencia laboral, la (re)integración en la vida laboral puede suponer un gran reto para ellos.
Para conocer más de cerca la situación profesional y económica de los supervivientes, investigadores del entorno de Silvie Janssen compararon a supervivientes de cáncer con personas de la población general de los Países Bajos de la misma edad y sexo. Se comparó a las personas en el año del diagnóstico de cáncer, un año después y cinco años después para examinar los efectos a corto y largo plazo del cáncer (y el tratamiento). La particularidad de este estudio es que los investigadores no utilizaron datos autodeclarados por los supervivientes sobre su situación laboral y económica, sino datos de registro objetivos de la Oficina de Estadística neerlandesa.
¿Cuáles son las conclusiones del presente estudio?
El estudio pudo demostrar que los jóvenes supervivientes de cáncer tienen muchas menos probabilidades de estar empleados que la población general, tanto a corto como a largo plazo. Los supervivientes también tienen más probabilidades de recibir prestaciones por discapacidad. Sin embargo, los ingresos personales y familiares no difirieron entre las personas con y sin antecedentes de cáncer. También se observó que las mujeres tienen muchas más probabilidades de estar desempleadas de larga duración que los hombres. El tipo de tratamiento también influye en la situación laboral: las terapias más invasivas (quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal) están asociadas al desempleo. Esto sugiere que una mayor carga de tratamiento también puede afectar a los supervivientes a largo plazo. Los resultados de este estudio son coherentes con otros estudios internacionales sobre supervivientes de cáncer en la adolescencia o en la edad adulta joven que muestran un deterioro de la situación laboral y económica.
¿Qué no nos dice este estudio?
Dado que se trata de datos de registro y que no se entrevistó a los propios supervivientes, no conocemos las razones específicas del desempleo. Algunos pueden verse forzados a ello por el impacto negativo de su cáncer (y el tratamiento) o enfrentarse a la discriminación laboral, mientras que otros pueden elegir conscientemente cambiar su situación laboral porque sus perspectivas vitales y profesionales han cambiado como consecuencia de sus experiencias. Lo único cierto es que los supervivientes de cáncer tienen más probabilidades de verse afectados por el desempleo que personas comparables sin antecedentes de la enfermedad.
¿Cuál es la conclusión de los investigadores?
Incluso sobre la base de datos de registro objetivos, se observa que los supervivientes de cáncer en la adolescencia o la juventud tienen más probabilidades de estar desempleados que las personas comparables de la población general. Aunque se dispone de ayudas económicas y éstas se aprovechan, los desempleados tienen unos ingresos significativamente más bajos. Por lo tanto, debe proporcionarse a los supervivientes orientación y asesoramiento proactivos y adaptados a sus necesidades. Proporcionar apoyo en términos de empleo y situación económica desde el momento del diagnóstico podría ayudar a los supervivientes a encontrar (de nuevo) un empleo.
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