Cuidarse mientras se atiende a un paciente

Atender a un paciente oncológico las 24 horas del día y sin días libres es un reto emocional, físico y psicológico.

El estrés se vuelve cada vez más debilitante debido a una carga de dificultades cotidianas mucho más pesada de lo habitual. La ansiedad causada por la preocupación, la tristeza y la irritabilidad se convierte en un compañero constante. En el peor de los casos, desarrollarás una depresión que te privará de comer, dormir y hacer las cosas que antes te daban alegría.

Y hay muchas razones para problemas similares: Empezando por la doble dosis de ansiedad que supone enfrentarse a la realidad de que puedes perder a un ser querido y, al mismo tiempo, tratar de sofocar tus propios temores ante un futuro incierto.

Además, aunque un diagnóstico de cáncer puede unirles más a largo plazo en los momentos más difíciles, es probable que tense las relaciones con el paciente y las personas cercanas.

Las dudas abrumadoras también pueden provenir de la falta de solidez económica y de la idea de que no podrás cuidar de un enfermo, de otros miembros de la familia o incluso de ti mismo.

O, al intentar satisfacer las necesidades del paciente en la medida de lo posible, cada vez tendrá menos tiempo y menos ganas de socializar, lo que provocará sentimientos de soledad y aislamiento.

Por último, es posible que desarrolle este sentimiento de no tener elección, en el que incluso si realmente desea cuidar de alguien diagnosticado de cáncer, en algunas situaciones, el papel de cuidador le hace sentir como si estuviera atrapado.

¿Se siente irritado, ha perdido o ganado peso, tiene problemas para dormir?

No ignores estas señales.

Es completamente normal que te enfrentes a algunas dificultades al cuidar de un ser querido que lucha contra el cáncer. Sin embargo, hay algunos signos que indica que ha llegado el momento de prestarte más atención. De lo contrario, podría llevarte al agotamiento o incluso a la depresión.

Si has notado que no duermes bien, que te cuesta conciliar el sueño, mantenerte dormido o que duermes más de lo normal, considéralo una señal de alarma.

Sentirse estresado puede ser una de las principales razones que alteran el ritmo del sueño. Tenga en cuenta que nuestra salud física y nuestro bienestar emocional están estrechamente relacionados, lo que significa que si tiene problemas para dormir puede empeorar su salud psicológica y viceversa.

Los cambios de peso son otro indicador de que puede necesitar ayuda. Cuando se cuida a una persona con cáncer, el aumento de estrés puede provocar pérdida de peso o, por el contrario, aumento de peso. El estrés tiene un enorme impacto en nuestro sistema digestivo, así que haz un seguimiento de tu peso y, si hay cambios notables, tómalo como un mensaje claro para pedir ayuda.

Otra señal que no debes ignorar son los cambios de humor, el aumento de la ira o la irritación, la sensación de impotencia. Puede significar que te enfrentas al agotamiento. Entendemos que puede ser difícil admitir que llevas demasiadas cosas encima, pero recuerda: pedir ayuda es un signo de fortaleza.

Piense en su bienestar

El primer paso hacia un mayor amor propio es darse cuenta de que no es algo que se cultive por motivos egoístas, sino con el objetivo de seguir siendo un pilar fuerte para quien te necesita.

Le invitamos a seguir este planteamiento y a leer nuestros consejos para ayudarle a establecer prioridades y lograr un equilibrio beneficioso para todos.

Cuida tu salud física

Cuidar a alguien que lucha contra el cáncer requiere una resistencia integral, que se obtiene con una dieta equilibrada, suficientes horas de sueño de calidad y la práctica regular de actividades físicas.

El ejercicio no sólo mejora su bienestar físico, sino que también levanta el ánimo, añade variedad a su rutina y puede que incluso le proporcione un nuevo pasatiempo que le aporte emociones positivas.

En caso de problemas de salud, debe buscar asesoramiento profesional lo antes posible, tomar los medicamentos prescritos de forma responsable y prestar atención a otros consejos médicos.

Buscar apoyo emocional

Las personas dispuestas a escuchar, compasivas y comprensivas te ayudan a mantenerte fuerte en circunstancias difíciles. Hay una razón por la que la gente dice que no existe el dolor ajeno.

Así que refuerza los lazos con tu familia inmediata y otras personas cercanas, y mantente en contacto con amigos que te apoyen lo más a menudo posible.

¿Quizá debería considerar la posibilidad de unirse a un grupo de apoyo para personas que cuidan a enfermos de cáncer?

Las comunidades que pasan por experiencias similares están ahí para compartir las preocupaciones cotidianas, dar consejos y consolar con empatía.

Compartir responsabilidades

No hay nada de malo en admitir que es difícil proporcionar cuidados de calidad a un paciente de cáncer en solitario, por lo que te animamos a que lo expreses en el círculo de personas cercanas antes mencionado. Y, por supuesto, busca ayuda específica en cuanto la necesites, ya sea para las tareas domésticas o las citas con el médico o para alejarte de todo durante un tiempo y centrarte en ti mismo.

Compartir responsabilidades te ayudará a recargar las pilas y a no quemarte.

Si sientes que todo se está volviendo demasiado abrumador, comparte
este artículo
con personas cercanas. Podría ayudarles a entender mejor cómo pueden ayudar.

Recuerda que los demás pueden no tener ni idea de por lo que estás pasando, así que hablar y pedir ayuda es muy importante no sólo por tu propio bien, sino también por el de la persona a la que cuidas..

Tener tiempo para mí

No olvides quién eras antes de la enfermedad de tu ser querido, qué te daba alegría y felicidad.

Sabemos que tus prioridades han cambiado, pero es fundamental que encuentres al menos unos minutos para tus aficiones. Mejor aún, añada nuevos rituales a su lista de actividades favoritas.

Sea lo que sea, ya sean los deportes antes mencionados, una clase colectiva de cerámica, la lectura, los paseos por la naturaleza o las prácticas de mindfulness y meditación, creará momentos de respiro que equilibrarán su mundo interior.

Autoaprendizaje

Aprender más sobre la forma de la enfermedad y los avances en los métodos de tratamiento a partir de fuentes fiables (artículos científicos, libros especializados, etc.) le ayudará a plantear las preguntas adecuadas a los profesionales médicos, a comprender mejor el estado de su ser querido y a proporcionarle una atención eficaz.

Sin embargo, cada caso de cáncer es único, por lo que debe compartir toda la información que recopile con los profesionales.

Una vez que le hayan dado el visto bueno para poner en práctica los conocimientos adquiridos, no dude en utilizarlos para calmar su ansiedad y acompañar con más confianza a su ser querido en su extraordinario viaje.

Acepte sus emociones

Probablemente la mayoría de los cuidadores estarán de acuerdo en que cuidar de un ser querido es, como mínimo, un reto, y es absolutamente normal que esta experiencia provoque una serie de emociones, como culpa, frustración y tristeza.

Intenta reconocer cada emoción y aceptarla sin castigarte por cómo te sientes; son una respuesta natural a las difíciles circunstancias a las que te enfrentas actualmente. Y a veces, la forma más fácil de «procesar» los sentimientos es expresarlos en un entorno seguro y comprensivo (véase «Buscar apoyo emocional»).

Recuerda que primero tienes que ponerte tu propia máscara de oxígeno antes de ayudar a los que te rodean.

Nunca debes sentirte culpable por cuidar de ti mismo, de tu salud emocional y física. Ten en cuenta las señales de alarma, como el insomnio o los cambios de peso, y si has notado alguna de ellas sé prudente y pide ayuda. Sólo le ayudará a convertirse en un cuidador aún mejor.

Si a veces estás tan harto y sólo quieres despotricar, siempre eres bienvenido a unirte a nuestra comunidad online de apoyo al cáncerestaremos encantados de ayudarte.