Imagínese lo siguiente: está sentado con su hijo, con sus inocentes ojos abiertos por la curiosidad, mientras usted intenta encontrar las palabras adecuadas para explicarle lo que está pasando.
Es una escena que se reproduce en innumerables hogares de todo el mundo, llena de miedo y determinación a partes iguales.
¿Por dónde empezar? ¿Cuándo es el momento adecuado para tener esta conversación? ¿Y cómo empezar a explicar algo tan complejo y aterrador como el cáncer a una mente joven?
Lo primero es lo primero, respira hondo. Lo tienes.
El momento oportuno lo es todo.
Tú eres quien mejor conoce a tu hijo, así que confía en tu instinto cuando esté preparado para esta conversación.
Puede ser cuando empiezan a hacer preguntas sobre por qué se sienten mal o cuando notan cambios en su cuerpo, cuando el cáncer cambia su aspecto.
Sea cuando sea, asegúrate de elegir un momento en el que puedas prestarles toda tu atención y en el que se sientan tranquilos y relajados.
Ahora, hablemos del elefante en la habitación: cómo abordar el tema.
Suele ser útil empezar preguntándole a tu hijo qué entiende de lo que está pasando.
Es posible que hayan pasado tiempo en el hospital sometiéndose a pruebas y podrían haber recogido más información de la que usted cree.
Si no…
Empieza por hacerlo sencillo y adecuado a la edad.
Utiliza un lenguaje que puedan entender y sé sincero sobre lo que está ocurriendo.
No hace falta que entres en todos los detalles, basta con que les des las nociones básicas de una manera que no les abrume.
Aunque algunos niños no verbalicen sus preguntas, eso no significa que no sientan curiosidad o preocupación.
No es infrecuente que los niños se pregunten si han provocado de algún modo el cáncer por algo que han hecho.
Y aquí está la cosa: está bien mostrar tus emociones.
Es importante que tu hijo vea que no pasa nada por sentir miedo o tristeza.
Hazles saber que no pasa nada por hacer preguntas y expresar cómo se sienten.
Y recuerda que tú eres su roca en todo esto, así que mantente fuerte por ellos al tiempo que reconoces tus propios miedos y preocupaciones.
En cuanto a la reacción que puede esperar de su hijo, puede variar.
Puede que se sientan asustados, confusos o incluso enfadados. Y no pasa nada.
Sé paciente con ellos y dales espacio para procesar sus emociones.
Asegúreles que está a su lado en todo momento y que juntos lo superarán.
No tenga miedo de buscar apoyo para cuidadores de pacientes con cáncer entre amigos, familiares o profesionales que puedan ayudarle en este viaje. No tiene por qué pasar por ello solo.
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