Somos muy conscientes de que la actividad física no es el primer pensamiento que viene a la mente al oír un diagnóstico de cáncer. Sin embargo, las investigaciones demuestran que el ejercicio contribuye al tratamiento, por lo que queremos ofrecerle una visión general de los beneficios de la actividad física, consejos prácticos sobre los ejercicios recomendados y su frecuencia, formas adecuadas de empezar a hacer ejercicio y cosas que debe evitar. Tanto si has hecho ejercicio antes como si no, te animamos a que te pongas las zapatillas de deporte y dediques al menos unos minutos a hacer ejercicio.
Dedicar tiempo a hacer ejercicio mejorará su salud física y su bienestar emocional.
Probablemente todos hemos oído hablar de los beneficios de la actividad física, que libera endorfinas, serotonina, oxitocina y dopamina, las «hormonas de la felicidad». Sin embargo, no es la única ventaja.
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investigación
demuestra que la actividad física regular tiene un efecto positivo en el tratamiento del cáncer y, en algunos casos, puede incluso mejorar los resultados del tratamiento y reducir el riesgo de recidiva. Los expertos señalan que hacer ejercicio tiene un efecto positivo en la salud mental, ya que reduce los efectos secundarios del tratamiento y la fatiga resultante.
Por ejemplo, un estudio descubrió que un programa de actividad física de 8 semanas consistente en 60 minutos de ejercicio variado dos veces por semana mejoraba el estado de ánimo, el bienestar general y el rendimiento físico de los pacientes y tenía un efecto positivo en su bienestar psicológico.
Empieza con calma
Los beneficios del ejercicio en el cáncer son evidentes, pero si decide dedicar tiempo a hacer ejercicio, debe empezar poco a poco. Opta por entrenamientos fáciles y no te exijas demasiado. Controle su bienestar y aumente lentamente la intensidad del ejercicio. Recuerda que haces ejercicio para sentirte mejor, no para prepararte para una competición.
Los expertos del Instituto Oncológico Dana-Farber (EE.UU.) recomiendan empezar con ejercicios ligeros y de baja intensidad, y luego progresar hacia entrenamientos más intensos. Por ejemplo, puedes empezar con paseos regulares, yoga o ejercicios de estiramiento.
Una vez que te sientas preparado, puedes empezar a hacer entrenamientos más intensos como ciclismo, natación y marcha rápida.
El deterioro del equilibrio puede ser uno de los efectos secundarios del cáncer y su tratamiento. Si es así, dedique tiempo a realizar ejercicios que mejoren su equilibrio, ya que esto puede ayudarle a prevenir lesiones como las caídas.
Durante el tratamiento del cáncer, la reducción de la actividad física puede provocar una pérdida de masa muscular, por lo que los expertos recomiendan dedicar tiempo al entrenamiento de fuerza.. El aumento de la masa muscular puede ayudar a prevenir o resolver las alteraciones del equilibrio, así como a reducir la fatiga y ayudar a combatir la osteoporosis, que puede estar causada por algunos tratamientos contra el cáncer.
Hacer ejercicio durante al menos 150 minutos a la semana
Expertos del
Colegio Americano de Medicina Deportiva
y la Sociedad Americana del Cáncer recomiendan al menos 150-300 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana. Por ejemplo, puedes hacer un entrenamiento de 30 minutos al día, o puedes hacer 10 minutos de ejercicio por la mañana, a la hora de comer y por la noche.
Para el entrenamiento de fuerza, los expertos recomiendan 2-3 entrenamientos a la semana, centrados en los principales grupos musculares: pecho, hombros, brazos, espalda, abdomen y piernas. Esto puede incluir flexiones, abdominales con bandas de resistencia o levantamiento de pesas.
No hay deportes recomendados exclusivamente para pacientes con cáncer, así que elige lo que más te guste, disfrútalo, no tengas miedo de probar algo nuevo y ¡bebe suficiente agua!
Lo que hay que evitar
Aunque la actividad física regular es beneficiosa para el cáncer, hay algunas cosas que debe tener en cuenta.
Si sus huesos están afectados por la enfermedad, debe evitar los ejercicios que los fuercen mucho, ya que existe un mayor riesgo de fracturas o roturas. En su lugar, puedes probar a nadar, hacer ejercicio en el agua o practicar yoga.
Si su inmunidad está muy afectada, evite hacer ejercicio en gimnasios públicos u otros lugares que reúnan a mucha gente.
Además, deje de hacer ejercicio y consulte a su médico si experimenta alguno de los siguientes síntomas: mareos, dolor en el pecho, dificultad para respirar, náuseas, dolor inusual de espalda, huesos o músculos.
Compruebe usted mismo las ventajas. Encuentra el mejor momento para hacer ejercicio, elige el deporte que más te guste, experimenta y observa cómo cambia tu bienestar.
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