David Sedaris, aclamado por su agudo ingenio y su destreza narrativa, vuelve con Happy-Go-Lucky, su primera colección de ensayos desde el éxito de ventas Calypso. En un mundo en el que los menús de los restaurantes eran de papel y las máscaras se reservaban para Halloween, Sedaris navega entre lo mundano y lo extraordinario. Al comienzo del libro, se le ve participando en actividades cotidianas: disparando pistolas con su hermana, explorando mercadillos en Serbia y divirtiendo a su anciano padre con chistes sobre sillas de ruedas.

La pandemia ataca

La narración da un giro con el inicio de la pandemia. Sedaris, como muchos, se encuentra encerrado, privado de las interacciones con el público que tanto aprecia. Su mundo se reduce a paseos solitarios por una ciudad vacía, el monótono zumbido del aspirado diario y reflexiones sobre cómo se adaptan a la vida en cuarentena los demás, desde las trabajadoras del sexo hasta los acupuntores.

Emerger a un mundo cambiado

Mientras la sociedad se adapta a una nueva normalidad, Sedaris emerge transformado. Tras rechazar una oferta para arreglarle los dientes a un desconocido, se centra en la superación personal, aventurándose a salir con una confianza recién descubierta. La muerte de su padre le hace reflexionar sobre la identidad y el envejecimiento, mientras navega por la vida dejando de ser el hijo de alguien.

De vuelta a la carretera, Sedaris se encuentra con una América desgastada por la guerra, marcada por escaparates vacíos y pintadas que se hacen eco de los sentimientos divididos de la nación. A través de sus ensayos, Sedaris capta el humor, la conmoción y las contradicciones de estos tiempos, ofreciendo una visión de la misantropía y el anhelo de conexión que definen la experiencia humana. En Happy-Go-Lucky, Sedaris demuestra una vez más ser un cronista sin parangón de las complejidades de nuestra era.